Saltar la navegación

TEXTO-1 (DETERMINANTES Y PRONOMBRES)

Determina la categoría morfológica de las palabras marcadas en rojo

 Acentos

XL SEMANAL, 11 de septiembre de 2017, Juan Manuel De Prada

Una de las razones primeras de mi devoción por la lengua española es su deliciosa e inabarcable variedad fonética. Me produce un placer sutilísimo descifrar la procedencia de las personas por su acento; y cuando viajo al otro lado del charco paladeo con delectación aquellos acentos a veces dulces y tímidos, a veces ásperos y aguerridos, que florecieron cuando nuestra lengua se injertó en el enjambre de lenguas que allí se hablaban. En esta bendita variedad de acentos en la que ninguno tiene supremacía sobre otro se prueba el carácter español tradicional. Pues, como decía Maeztu en su  Defensa de la Hispanidad, el rasgo constitutivo de los pueblos hispanos es la «fe profunda en la igualdad esencial de los hombres, sin negar nunca el valor de su diferencia». Los pueblos hispánicos somos reacios a admitir la superioridad de algunas clases sociales sobre otras ; en parte, porque amamos el abanico de acentos en los que se despliega nuestra lengua, tan hermoso y colorista como la cola de un pavo real.

Exactamente lo contrario ocurre en el mundo anglosajón, donde el acento establece un orden social jerárquico infinitamente más severo que cualquier sistema de castas. Pemán, cuando trataba de explicarse que una nación tan autoritaria y jerarquizada como Inglaterra hubiese logrado mantener la paz democrática durante siglos, llegaba a la conclusión de que la razón era fonética. Las clases sociales siempre tienden a salirse de sus casillas y a organizar revoluciones; los acentos, en cambio, son menos movedizos y levantiscos. Y cuando los ingleses de clase baja se quieren rebelar, lo primero que tienen que hacer es ponerse a gritar su rebeldía. Entonces escuchan su acento y se avergüenzan de él , al compararlo con el acento de Oxford, y se reintegran cabizbajos y mohínos a su casilla social. Así se explicaría que en Inglaterra no haya habido revoluciones dignas de mención desde tiempos de Cromwell; y que las protestas callejeras, pese a los destrozos vandálicos, se disipen siempre como la gaseosa.

(...)

Habilitar JavaScript